Hoy viene a mi memoria un hecho que sucedió en mis tiempos de estudiante universitario. Tenía una compañera con quien nos unía una gran amistad y a quien apreciaba mucho. Su nombre era Gladys. Pues bien, cada vez que teníamos que preparar un parcial o realizar un trabajo, nos reuníamos en su casa.

Una noche estábamos en la sala preparando uno de esos exámenes. Nos turnábamos para leer y comentar. En ese momento ella inició con la lectura del texto y yo escuchaba.  Recuerdo que en una de las esquinas había un nicho y, dentro de él, una muñeca de porcelana con un muy bien confeccionado vestido. En el momento toda mi atención estaba centrada en la lectura que realizaba mi compañera. Sin embargo, con el rabillo del ojo, capté un movimiento que me obligó a volver la mirada hacia aquella muñeca. Con mucha extrañeza sentí su penetrante mirada clavada en mis ojos de forma exagerada. Durante un momento, fijé mi atención en ella. Fue cuando, inesperadamente, su boca se distendió en una macabra sonrisa.

_ ¿Me estás poniendo atención?

_ ¡Desde luego!

_ ¿Quieres seguir con la lectura?

_Claro.

Seguí leyendo por un largo rato. De pronto, Gladys se me agarró con fuerza del brazo, asustada.

_¿Qué pasó? –pregunté mirándola. Descubrí que miraba fijamente hacia la muñeca.-

_ ¡Esa muñeca se movió!

Por fuerza teníamos que continuar preparando nuestro examen; así que le dije:

_Creo que serían ideas tuyas.

_ ¡Te juro que esa muñeca se movió!

_Aunque así hubiera sido, debemos seguir estudiando. –Dije, y continué leyendo.-

De pronto, mi amiga volvió a aferrarse a mi brazo con fuerza, al tiempo que decía:

_ ¡Mira, otra vez! Giró la cabeza a un lado y se sonrió!

Al instante escuchamos una risa como de niña, pero de matices que causaban miedo. Tengo que aclarar que, en esa época, aún no habían inventado muñecas de baterías, ni con voces, llanto o risas pregrabadas. Fue tal el susto de mi amiga, que estaba temblando. Afirma que nunca había ocurrido algo parecido.

_ Me da pena contigo, pero creo que debemos terminar de estudiar, por hoy.

_Bueno, si así lo deseas…

_Si. Mañana le voy a pedir a mi mami que vote esa muñeca.

FIN

Autor: Hugo Hernán Galeano Realpe. Derechos Reservados