Si perteneces al grupo de personas que no creen en cosas y sucesos “Extraños”, diera mucho por saber tu reacción  si fueras protagonista de este suceso.

Erasmo era una de esas personas que, de vez en cuando, tenía la costumbre de alejarse de sus amistades y disfrutar de caminar, ir a cine y salir al campo solo.

Aquel miércoles, dejó sus ocupaciones laborales al medio día y decidió irse en su carro hasta un municipio a dos horas hacia el norte de Bogotá, a disfrutar de las piscinas de aguas termales. Al llegar, estacionó su auto, tomó su morral y entró.El paisaje era hermoso, rodeado de frondosos y erguidos árboles. Un momento después, estaba metido en una de las piscinas. No había mucha gente. Una que otra pareja y un grupo familiar conformaban el número de asistentes.El horario de quienes  se hospedaban en el hotel, se terminaba a las 11:00 p.m. y de quienes no, era solamente hasta las 8:00.

A eso de las cinco y media, la piscina empezó a quedar sola. Las bombillas se encendieron y comenzaron a tratar de despejar las sombras que se adueñaban del paraje. El ruido del caudaloso río contribuía a armonizar la estancia. Un instante después, Erasmo disfrutaba completamente solo de la maravillosa piscina.Braceaba de lado a lado a sus anchas. Cuando se sintió cansado, se situó en una de las esquinas. En ese momento el aleteo de un ave cruzando el negro cielo, hizo que levantara la mirada. Era un ave supremamente grande. Posiblemente se trataba de un cóndor. Nunca había visto uno en vivo. La siguió hasta que ésta se posó en la rama de un árbol. Desde allí parecía mirarlo. Pensó que ya había disfrutado bastante y decidió retirarse. Levantó la mirada hacia el ave, mas ya no estaba allí.En eso escuchó la cantarina risa de una mujer. Giró la cabeza hacia el sitio de donde provenía, pero no había nadie. La risa se escuchó nuevamente; parecía provenir de otro lado. Buscó en esa dirección, sin poder descubrir a la misteriosa mujer.

_ “Que vaya a tomar del pelo a otro” –Pensó-

Empezó a subir la escalera saliendo de la piscina. Miró a su alrededor: No había nadie. Caminó unos pasos hacia el “vestier” cuando la risa se volvió a escuchar. Esta vez, mucho más cerca y a sus espaldas. Giró rápidamente: a la horilla de la piscina, justo por donde él había salido, estaba una hermosa joven vestida con una túnica de color negro.No pudo evitar el sobresaltarse un poco. Ella lo quedó mirando con coquetería y dijo:

_¡Hola!

_¡Hola! ¿De dónde saliste?

_Te estaba observando hace un rato ¿Ya te vas?

_Si. Mañana hay que trabajar.

_ ¿Y no puedes quedarte un rato más?

_Creo que ya es suficiente. Ya llevo un buen tiempo. –La joven se le acercó un poco más y, sin dejar de mirarlo, levantó una de sus manos y se la pasó por la mejilla, mientras le decía:

_Estoy sola hospedada en el hotel. ¡Ven! ¡Acompáñame un rato!

Al sentir la caricia, su voluntad se fue al piso y tomó la mano que ella le estiraba y continuó detrás. Subieron la escalera que conducía al piso en donde estaban las habitaciones del hotel. En seguida, empujó la puerta de una de las alcobas y se hizo a un lado.

_Sigue!

Erasmo entró. Al fondo había dos camas: una doble y otra sencilla. Se detuvo al lado de la primeray miró a la mujer. Esta, cerró la puerta a sus espaldas y, sin meditarlo un segundo, se despojó de la túnica sonriente. Volvió a dejar escuchar su risa cantarina. Quedó completamente desnuda. Empezó a caminar lentamente, riendo a cada momento. El joven no podía mover ni un músculo y, menos, apartar la mirada de ella. Al llegar junto a él, lo rodeó con sus brazos y buscó su boca para besarlo intensamente. Solo apartó su boca para decir:

_ ¡Ahora serás completamente mío! –Sólo que su voz sonó gruesa y cavernosa-

Erasmo, sacando fuerzas de donde no tenía, se separó un poco. El pánico se apoderó de él al ver a la mujer convertida en una vieja deforme y horripilante. Esta, con una fuerza descomunal, lo empujó sobre la cama. Mas, para fortuna del hombre, la puerta se abrió y alguien dijo:

_Bienvenidos, esta es su… ¿Qué hacen ustedes aquí?

La macabra mujer se impulsó y, abriendo los brazos, salió volando convertida en ave. Erasmo se sentó en la cama muy agitado y dijo:

_ ¡Gracias! Su llegada no pudo ser más oportuna.

_Pero…  ¿Qué fue eso? –Preguntó uno de los recién llegados-

_Creo que era una bruja. –Respondió el joven y, en pocas palabras, les narró lo sucedido.

FIN

Autor: Hugo Hernán Galeano Realpe. Derechos Reservados