Aquel día,  después de sus clases en la universidad, Danny llegó temprano a su casa. Desde la sala de estar, se escuchaba la música de la grabadora que provenía de la alcoba de su madre. La mujer, quien  transitaba entre la madurez y la tercera edad, le hacía coro, no muy afinada que digamos, a la canción:

_ «Ya no vive nadie en ella

Y a la orilla del camino silenciosa está la casa

Se diría que sus puertas se cerraron para siempre…”

_ “Mi mamá está sentimental” –pensó, mientras subía los escalones.

La encontró mirando un álbum de fotografías, recostada sobre la cama.

-Hola, mami. ¿Qué haces? – Ella dejó de cantar, se pasó el dorso de a mano por los ojos y dijo:

-Hola, mi amor. Estaba mirando estas fotos de mi casa paterna y me provocó colocar esa canción en la grabadora.

_Me gusta su letra y, de tantas veces que la he escuchado, ya me la sé. –En ese instante, un pensamiento se cruzó por la cabeza del joven-

_Oye, mamá, ¿cuánto tiempo hace que no vamos por esa casa?

_ Uf! Hace bastante; lo que sucede es que ya no está habitable. Ya se está cayendo a pedazos y puede ser un peligro.

_Y qué piensan hacer con ella, tú y mi tío?

_La verdad es que en este momento no hay plata ni para reconstruirla ni para demolerla.

_Pues… a mí me gustaría ir en las próximas vacaciones. Hay unos compañeros en la universidad que desean realizar un campamento por unos tres días. Te importaría que fueran conmigo?

_Como te decía, es peligroso. Es una casa vieja, de tapia, sin cimientos, en una palabra, no apta para habitarse ni por pocos días.

_Bueno, pero recuerdo que el patio es muy grande y, qué decir del solar!

Si van de verdad, a acampar, no hay ningún problema, siempre y cuando no vayan a cometer desmanes. En cuanto a servicios, te advierto que no tiene luz eléctrica ni acueducto. Solamente está la pila de agua natural que era la que se utilizaba en tiempo de mis abuelos y mis papás. Tendrían que emplear baldes para asear el inodoro, y para bañarse.

_ Eso es lo de menos.

Esa misma noche, le comentó a su novia, Katty,  la idea que tenía de ir a aquella vieja casa a pasar unos tres días. Ella opinó:

_Y por qué no invitamos a Nidia, a su novio Mateo, y a…

_Párala, mi amor. Si vamos a ir, creo que únicamente invitaríamos a los dos. No quiero exponerme a invitar a más compañeros a que vayan a hacer escándalos. La casa no se puede utilizar. Es  muy peligroso. La idea es llevar carpas y acampar en el potrero al otro lado del patio.

_Está bien. Entonces hay que hablar con ellos y acordar la fecha.

Días después, a eso de las tres de la tarde, llegaban las dos parejas a la vieja casona ubicada a corta distancia de la última calle de la población. Danny se bajó del auto de Mateo, para abrir la reja. Le costó cierto trabajo debido a la altura del pasto; luego, estacionaron junto al patio empedrado de la casa. Bajaron desperezándose.

_Bueno, creo que lo primero que hay que hacer es armar las carpas. Por acá llueve en el momento menos pensado. –Comentó después de volver a cerrar aquella vieja reja-

Una vez armadas, Nidia, dijo:

_Tengo hambre. ¿Qué tal si salimos a comer algo?

_Escuchen: por aquí, la gente, en especial los muchachos son muy curiosos. Si salimos todos, lo más seguro es que algunos se acerquen y se lleven algo aunque sea por hacer la travesura. Es mejor que nos dividamos.

_Entonces vayan los dos y nosotras nos quedamos.

_Tengan listos sus celulares. Las llamaremos para que escojan qué les traemos.

_Está bien.

Ya solas, Katty y Nidia se dedicaron a inspeccionar la casa por los alrededores, luego regresaron al lugar del campamento y se sentaron en el borde de la pila de cristalinas aguas.

_Qué paz que se siente en este lugar, ¿no te parece?

_Si. ¡Me encanta el campo!

No habían pasado cinco minutos, cuando Katty trató de afinar el oído.

_ ¿Qué pasa? –Preguntó Nidia-

_ ¡Escucha!

_Es una voz de mujer tarareando una canción. Debe ser alguna campesina por los alrededores.

_No. La voz viene de la casa.

_ ¡Mira! Es esa señora! ¡Allá al otro lado, cerca de la esquina de la casa!

Katty miró hacia el lugar que le indicaba Nidia. En efecto, una mujer ya mayor, vestida con una bata púrpura y un delantal naranja con flores, barría con la cabeza agachada, mientras un gato jugueteaba a sus pies.

_ ¡Está barriendo!

_Parece que no se ha dado cuenta de nuestra presencia y menos de las carpas.

_ ¡Qué raro! Danny había comentado que la casa estaba deshabitada.

_ ¡Mira, está cruzando hacia el pasillo!

_Creo que lo mejor es preguntarle qué hace aquí. ¡Vamos!

Se levantaron y caminaron hasta aquella esquina donde estaba el pasillo entre la pared y un alto bordo, cortado verticalmente para dar paso al lote en donde se levantaba la casa. Mas, cuando llegaron allí, no encontraron a nadie. Caminaron hacia el fondo con el fin de ver si había alguna puerta; no había ninguna y, lo que es peor, la esquina posterior de la casa se encontraba pegada a una gigantesca roca. Katty y Nidia se miraron con una expresión de interrogación. Fue cuando escucharon aquella voz:

_”¡Ustedes no deben estar aquí!”

Era la misma mujer quien los miraba desde la entrada al pasillo con expresión de reproche. Las miró por unos segundos y giró hacia el lugar en donde estuvo barriendo. Katty dijo:

_ ¡Espere! –Y salió tratando de alcanzarla, seguida por Nidia; sólo que, al llegar al sitio, no encontraron a nadie-.

_Bueno, -dijo Nidia- en algún lado se habrá metido!

_Me podrías explicar en dónde y con tanta rapidez?

_Bueno, ¡No lo sé!

Ambas pegaron un salto al escuchar el timbre del celular. Era Danny.

_ Hola, mi amor!

_Mira, es para comentarles que en el único restaurante abierto no hay mucho qué escoger, pero lo que compramos parece estar delicioso.

_O.K. No tarden, por favor.

_Listo.

Las dos se miraron.

_Vamos al campamento.

Cuando iban a cruzar el patio, Nidia dijo:

_Oye, esa puerta estaba medio abierta cuando llegamos?

_No me fijé muy bien, aunque creo que estaba cerrada como las demás. ¡Ven, miremos! Es posible que la mujer esté allí.

Al llegar, la empujaron para abrirla totalmente. El crujido que produjo, indicaba el tiempo que llevaba sin ser movida. Se asomaron con cuidado. La alcoba era espaciosa; al fondo, descubrieron una cama doble con su colchón en buen estado. No había ni rastros de la mujer.

_ ¡Mira! ¡Yo hubiera preferido que durmiéramos aquí!

_Dice Danny que es muy peligroso. Que la casa se está cayendo a pedazos. Mejor, salgamos.

Un instante después, llegaron los muchachos. Con sólo mirarlas, imaginaron que algo ocurría. Sin embargo, sin preguntar, distribuyeron las bandejas con la comida. Cada pareja se ubicó donde mejor le pareció| y los cuatro comenzaron  a degustar el alimento en silencio. Cuando ya hubieron terminado, Danny preguntó:

_Ahora si, cuenten qué ocurrió cuando nos fuimos. Tenían una cara, como si hubieran visto algo raro.

_Mejor, contéstame una pregunta: -Dijo Katty dirigiéndose a Danny- Tú nos dijiste que la casa estaba deshabitada.

_Así es. ¿Por?

_Pues en aquella parte –Y señaló el sitio- había una mujer tarareando una canción mientras barría.

Danny arrugó el entrecejo.

_ ¿Y cómo era?

_Vestía como en la época de los años 1920: Tenía un vestido púrpura, encima un delantal anaranjado y lleno de flores. Nosotras quisimos acercarnos para preguntarle quién era, pero,  como si nos hubiera adivinado el pensamiento, siguió barriendo hasta la esquina y se metió por ese pasillo. Cuando llegamos allá, no había nadie.

_Por ese pasillo no hay salida.

_De eso nos dimos cuenta. Creímos que tu mamá había contratado a alguien para hacer el aseo.

_De ser así, me lo hubiera comentado. Eso está muy raro.

_Y cuando llegó, ¿No saludó? –Preguntó Mateo burlándose-

_No nos dimos cuenta en qué momento llegó, hasta que escuchamos que tarareaba una canción. Ella pareció no darse cuenta de nuestra presencia. Una vez en el pasillo, vimos que no había nadie; fuimos hasta el fondo, hacia la piedra. Fue cuando escuchamos su voz cuando nos dijo muy brava, que no debíamos estar allí. Nos miró muy mal y se fue. Yo le grité que esperara, pero no hizo caso. Salimos tras ella, mas no la encontramos.

Mateo añadió:

_No les entendí una parte: dicen que la mujer entró al pasillo delante de ustedes; que el pasillo no tiene otra salida; cuando ustedes entraron, no había nadie y luego escucharon a la vieja esa desde la entrada del mismo.

_Eso fue lo que ocurrió.

_Entonces, tiene una explicación muy clara: La mujer es un fantasma que desapareció dentro del pasillo y volvió a aparecer fuera, para volver a desaparecer cuando ustedes la siguieron. ¡Qué belleza!

_Para ti será una belleza. Para nosotras fue algo inexplicable.

_Ya les dije que aquí la gente es muy curiosa. –Añadió Danny- Seguro fue alguna vieja que se metió aprovechando que los dos no estábamos. Seguro vino a chismosear. Desconoció a las dos y les dijo que no debían estar aquí.

_Mejor hablemos del plan para mañana. –Sugirió Mateo-

_Les propongo: Nos levantamos, recogemos las carpas y las metemos al carro. Las volvemos a armar cuando regresemos. Dejamos el carro aquí,  salimos a desayunar, paseamos por el pueblo, y luego, ustedes deciden entre estas dos propuestas: Allí,  hay una piscina grande, bonita. Pero también hay un hermoso río no muy lejos en donde podemos nadar. Si decidimos ir allí, compramos una buena carne, unas papas, etc. etc. Y nos preparamos un delicioso asado.

_ ¡Ese es el mejor plan! –Dijo Nidia-

_ ¿También voto por ese! –Añadió Katty-

_ ¡Ni comparación! –Enfatizó Mateo-

_Jajajaja. –Lo sabía- ¿Qué tal si pones música no muy alta? Mientras tanto, yo traigo las cervezas.

Los dos se levantaron y fueron al carro.

Entre charla, chistes, música y cerveza, un manto de neblina iba avanzando y cubriendo el paraje. Los jóvenes buscaron unos pedazos de madera seca y algunas ramas. Encendieron una buena fogata, y siguieron con su tertulia conformada por anécdotas y cuentos. En eso, la voz de un hombre que parecía venir del corredor de la casa, gritó con una voz que más parecía un desesperado lamento:

_ ¡Juana!¡Juana! –Los muchachos hicieron silencio y se miraron entre sí-

_ ¡Juana! ¿En dónde estás? -¡Juanaaa! -Siguió el hombre-

Los cuatro se levantaron y miraron hacia el otro lado del patio, mas, la neblina era tan espesa, que no alcanzaron a ver nada. Danny, les pidió:

_Acompáñenme. Llevemos linternas.

Atravesaron el patio tratando de descubrir al protagonista de los gritos.  Rondaron por el corredor y el pasillo lateral. Las puertas de la cocina y la alcoba siguiente portaban pesados candados. Danny asumía que todas las alcobas estaban cerradas, como le había dicho su mamá. Dejaron la casa y miraron a todos los lados enfocando las linternas; sin embargo, no había ningún hombre.

_Volvamos. Debió ser alguien que pasó. En el campo, los sonidos se amplifican y parecen estar en sitios diferentes. –Explicó Danny-

 Ya las sombras de la noche cubrían todo. Sólo se escuchaba el volar de algunas aves que buscaban refugio entre los árboles. Las chicharras, grillos y batracios, lanzaban su canto llamando a sus parejas. Ellos regresaron a su campamento y continuaron con su charla por un rato más. Katty, le susurró a su novio:

_Ya tengo sueño.

_Bueno, amigos, Katty y yo nos vamos a dormir.

_Listo; que descansen. Nosotros nos tomamos la última y nos entramos.

_Está bien. Hasta mañana. –Corearon los dos-

Ya con algunos tragos entre pecho y espalda,  vinieron los besos y las caricias, y comenzó a arder su pasión.  Nidia sugirió:

_Ven, allá hay un cuarto abierto. Si lo deseas, podemos llevar una frazada e ir a quedarnos allá.

_Ya escuchaste a Danny comentar que la casa es peligrosa.

_ Y ¿Qué tal si vamos, nos estamos un rato y luego nos devolvemos a la carpa?

_Listo.

Se retiraron con mucho sigilo. Entraron totalmente a oscuras para no ser vistos por Danny ni Katty.

_No vayas a tocar la puerta porque suena como las de las películas de Drácula. Nos toca entrar por un lado.

Ya dentro, Mateo encendió su celular y llegaron hasta la cama. Se ubicaron y siguieron con sus prácticas amorosas. Estaban tan extasiados que no vieron la silueta de un hombre un tanto encorvado, que caminaba muy despacio hacia ellos. De su cuerpo se desprendía un ligero resplandor. La primera en advertir su presencia, por su posición, fue Nidia.

_ ¡Aayy!  -El agudo chillido hizo que Mateo se estremeciera de tal manera, que sintió que todo su cuerpo se paralizaba por el pánico. Se dejó resbalar quedando en el filo de la cama boca arriba. Al ver la figura, no pudo articular palabra alguna. Faltó muy poco para que perdiera el sentido. La voz cavernosa del hombre, les ordenó:

­_ ¡Vayanse de aquíii!

No supieron de dónde sacaron fuerzas. Lo cierto fue que se levantaron como impulsados por un resorte y saltaron de la cama bajo la amenazadora mirada de la aparición. Ni siquiera pudieron tomar sus prendas, y salieron tal como estaban: Descalzos desde la nuca. Sólo el reflejo de las nebulosas, les permitió llegar hasta la carpa. Danny y Katty habían escuchado el estridente grito, y sacaban sus cabezas por la cremallera. La pareja llegó directo a colocarse algo encima

_ ¿Qué pasó? –Preguntó Danny-

Mateo, tan pronto se tranquilizó, respondió:

_A Nidia se le ocurrió que fuéramos a dormir a una alcoba que tenía la puerta abierta. De pronto apareció un hombre viejo, rodeado por una luz,  y, con una voz horrible, nos ordenó que nos fuéramos.

_ ¡Yo tengo mucho miedo! –Dijo Nidia- ¡Quiero que nos vayamos de aquí!

_En este momento, no podemos. La carretera no tiene señalización y nos expondríamos aun volcamiento. Nos toca esperar a mañana. Lo haremos como lo habíamos planeado, sólo que no pasaremos otra noche aquí.

_De acuerdo. –Respondió Mateo-

_Oigan, -añadió Nidia- su carpa es más grande que la nuestra. ¿Podemos quedarnos con ustedes?

_ ¡Si, claro! Traigan su colchón.

Ya instalados, continuaron charlando temerosos. Cada ruido del pequeño bosque, hasta la caída de una hoja, los hacía saltar. Desde la casa se escuchaba pasos de alguien que caminaba, así como también murmullos de charlas que no se entendían, estornudos seguidos e, inclusive en la cocina, ruidos de ollas que se caían.

_ ¡Parece imposible que esta casa esté deshabitada!

Ninguno pudo responder, ya que no había explicación a lo que todos estaban escuchando. Fue la noche más larga que hubieran soportado. Por fin, ya casi al amanecer, fueron quedando dormidos.

Con la luz del día, ya el panorama cambió. Lo primero que hicieron fue bañarse la cara y cepillarse los dientes en el pequeño chorro de la pila. Más tarde lo completarían en el pozo del río o en la chorrera del mismo. Luego, Danny juntó tres piedras y unas ramas de leña e hizo fuego, para preparar un delicioso tinto. Después se dedicaron a la tarea de desarmar las carpas y colocar en el auto lo que no iban a llevar al río. El carro lo corrieron hacia el patio, para ocultarlo de la vista desde fuera. Con lo necesario en los morrales, hasta una parrilla incluida, salieron a desayunar.

Al entrar al restaurante saludaron y escogieron la mesa. El propietario se acercó hasta ellos.

_ ¡Buenos días y bienvenidos! –Alistó su libreta de apuntes y preguntó- ¿Qué van a desayunar?

Una vez tomado el pedido, se alejó desprendiendo la hoja para pasarla a su señora. Regresó con un trapo y una canastilla con los cubiertos.

_ ¿Están de paseo?

_Así es.

_Y si mal no estoy, están en la casa de f… bueno, de las afueras.

_ ¿Está muy bien enterado. –Respondió Mateo-

_En un pueblo pequeño, todo se sabe.

_Pero me pareció que antes de decir “de las afueras” iba a decir otra palabra.

_Lo que sucede es que a esa casa se la conoce como “La Casa de Fantasmas”.

Los jóvenes se miraron.

_ ¿Podemos saber la razón? –El hombre se rascó la nuca ce hizo un gesto como pensando “En la que me metí”-

_Miren… No quisiera dañarles su estadía allí, pero… sería mejor que cambien de lugar en donde acampar.  Esa casa lleva mucho tiempo deshabitada. Los dueños no han vuelto. La gente habla de apariciones, inclusive hasta durante el día. Algunos comentan que han visto a una señora,  creo que de nombre Julia, que se dedica a barrer. –Katty y Nidia, intercambiaron una mirada inteligente. El hombre, siguió:

Quienes han tenido que pasar en la noche por cerca de allí, dicen haber escuchado los gritos del esposo que la llama. Ella falleció primero que él. Algunos grupos de venezolanos han querido invadir ese sitio, pero salen espantados. Y ustedes, ¿Por qué llegaron precisamente allí?

_Porque esa casa es de mi mamá y mi tío. –Respondió Danny- Pero le agradecemos la información y el consejo. Vamos a ir hasta el río y en la tarde nos marchamos.

En el momento que iba a preguntarle algo, llegó la señora cargando una amplia bandeja con humeante café y el resto del desayuno.

_Bueno, los dejo desayunar tranquilos. Buen provecho. –Y se retiró de prisa, antes de que lo acosen a preguntas-

Los jóvenes pasaron el resto de la mañana y parte de la tarde disfrutando del río y de toda la belleza del lugar. Luego, regresaron a la vieja casa. Entraron temerosos por la reja. A simple vista, todo parecía en orden; sin embargo, en el piso junto al carro, encontraron la ropa de Nidia y Mateo, la frazada y el celular con la pantalla rota. Estos, recogieron todo y voltearon a mirar la puerta de aquella alcoba: Estaba cerrada y asegurada con un gran candado. Todos se subieron al auto y emprendieron el regreso. Antes de salir, Danny dijo:

_ ¡Alguien canta!

Mateo detuvo la marcha y todos miraron hacia el lugar de donde provenía el canto. En la esquina del fondo, descubrieron a la mujer que, con escoba en mano, tarareaba una canción. Por un momento dejó su tarea, para dirigir la mirada a los jóvenes.

_ ¡Salgamos de aquí!

Al anochecer,  Danny entraba en su casa con el morral al hombro.

_ ¡Hola, mami!

_ ¡Hola, m’hijo! ¿Tan pronto de vuelta?

_ ¡Y no te imaginas el gusto que siento de estar en casa!

_Y ¿eso?

_Antes de responderte, quisiera saber si sabes quién era una mujer llamada Julia.

_Tu bisabuela. O mi abuela. ¿Por qué me lo preguntas?

_Porque tuve la oportunidad de conocerla.

_ ¿Cómo así? ¡No te entiendo!

_Cuando se me ocurrió la idea, fue porque tú estabas cantando “Ya no vive nadie en ella…” Ahora yo te pregunto: ¿Estás segura de eso?

FIN

Autor: Hugo Hernán Galeano Realpe. Derechos reservados.